La caución como garantía

La caución es la manera más eficaz de presentar garantías frente a terceros.

Caución es el ramo asegurador que se ocupa de emitir fianzas y avales que se presentan como garantía frente a un tercero que la solicita: Administración Pública, sociedad privada o persona física.

Habitualmente, la emisión de garantías de caución se limita a un reducido número de compañías especializadas.

¿Por qué emplear garantías de caución si ya existe el aval bancario?

Esta pregunta tiene una respuesta lógica. Los avales bancarios se emiten a través del sistema bancario y los avales de caución se emiten a través del sistema asegurador.

Todas las obligaciones de las empresas y particulares frente a la banca quedan reflejadas en un registro denominado CIRBE. Como la caución no se emite por el sistema bancario, no figura en este registro. De este modo, vemos que la caución no consume recursos financieros.

Las aplicaciones de las garantías de caución

En general, las garantías de caución se pueden emplear en todas aquellas obligaciones que no conlleven una obligación dineraria, como la devolución de un préstamo.

De este modo, podemos disponer del seguro de caución en concursos públicos; agencias de viaje; empresas de seguridad; puntos de conexión de energías renovables; aduanas; garantías de concursos internacionales, etc.

El coste de la caución

Los certificados de caución tienen un coste competitivo frente al aval bancario. Su forma de facturación representa también un ahorro para el cliente.

¿Cómo se solicita la caución?

La petición de una línea de caución es muy similar a como se realizaría en el caso de la banca. Se deben presentar a estudio de la entidad aseguradora las escrituras de la sociedad, las cuentas de los últimos ejercicios y un cierre provisional reciente.

Lo ideal en la solicitud de avales es que la garantía se conceda «frente a balance»; es decir, que la sociedad en sí misma ofrezca capacidad suficiente para soportar el riesgo concedido. Sin embargo, en determinadas situaciones esto no sucede.

Por ejemplo, no sucede cuando una empresa de gran solvencia crea una sociedad filial y esta quien necesita las garantías. En este caso, se necesitará que la matriz aporte su «contragarantía» en la operación.